Análisis sobre el declive del Barcelona

El FC Barcelona ha pasado de ser una superpotencia futbolística a ser el hazmerreír internacional en un espacio de tiempo alarmantemente corto. Pero las semillas de su ocaso fueron sembradas durante varios años de mala gestión.

La restricción salarial que le impuso LaLiga le obligó a recortar drásticamente los gastos. Eso, sumado a las enromes deudas que acumulaba el club, lo dejaron en una posición realmente vulnerable cuando la pandemia del Covid-19 golpeó con fuerza al fútbol europeo.

Aquí analizamos el declive del Barcelona y los factores que han provocado su implosión.

La pérdida del control de La Liga

Para entender lo dramático que ha sido el declive del Barcelona, podemos retroceder algo más de una década, hasta llegar a su punto más alto de éxitos.

En la temporada 2008-09, en la primera de Pep Guardiola como entrenador, el club recuperó el título de LaLiga. Este fue el primero de ocho campeonatos de un total de 11 posibles, y el club promedió más de 92 puntos por temporada durante una etapa de éxito fenomenal. Sin embargo, desde hace tiempo, el club ha ido perdiendo puntos y esta temporada parece que será la cuarta consecutiva en la que se reduzcan sus puntos.

El Barcelona ocupa en estos momentos la octava posición de LaLiga y, a menos que consiga cambiar las cosas, podría no clasificarse para las competiciones europeas en la próxima temporada. Actualmente, los seis primeros clubes se clasifican para una de las tres competiciones de la UEFA, los cuatro primeros van a la Liga de Campeones y luego uno a la Europa League y a la recién creada Conference League.

En las últimas 20 temporadas, el promedio del sexto clasificado ha sido de 59 puntos, dos más que los 57 con los que acabaría el Barcelona si sigue al mismo ritmo.

Su fracaso en la Champions League

Tras su eliminación en la fase de grupos, los octavos de final de la Liga de Campeones 2021-22 se disputarán sin el Barcelona por primera vez desde la temporada 2003-2004. Su eterno rival, el Real Madrid, es ahora el único club español que se ha clasificado año tras año para la fase eliminatoria en las últimas 18 temporadas.

El historial del club azulgrana en Europa también ha anticipado su caída. En las primeras siete temporadas, después de la llegada de Guardiola, el Barcelona ganó la Liga de Campeones tres veces y llegó a otras tres semifinales, pero en las siete temporadas siguientes solo ha llegado a semifinales una vez.

Tras quedar tercero en su grupo de la Liga de Campeones, ahora se enfrenta a una eliminatoria con el Nápoles para acceder a los octavos de final de la Europa League. Una derrota en ambos partidos (ida y vuelta) les haría quedar fuera de la competición continental.

Si el Barcelona no consigue al menos el cuarto puesto en LaLiga o ganar la Europa League, se perderá la Liga de Campeones la próxima temporada. Incluso si se clasifica para una de las otras competiciones de la UEFA, esto representaría una fuerte caída tanto en los premios como en los ingresos por televisión.

Por ejemplo, cada equipo de la fase de grupos de la Liga de Campeones recibe 15,6 millones de euros, a los que se añaden otros 9,6 millones si llega a los octavos de final. En la Europa League, las cifras correspondientes son mucho más bajas: 3,6 millones de euros y 1,2 millones de euros.

Además, el contrato récord del Barcelona con Nike, de 155 millones de euros al año, contiene una cláusula de rescisión que puede activarse si el equipo desciende o no se clasifica para las competiciones europeas.

Pésima gestión del mercado de fichajes

Hace cinco temporadas, el Barcelona tenía la plantilla más valiosa del mundo, estimada en 1.100 millones de euros, pero ahora ocupa el décimo lugar con unos 650 millones de euros.

Por aquel entonces, en agosto de 2017, vendió a Neymar al PSG por una cifra récord de 222 millones de euros y pudo permitirse contratar a cualquier jugador que le interesara. Sin embargo, este fue un punto de inflexión en sus fichajes, que se dilapidó en contrataciones infructuosas.

El sustituto inmediato de Neymar fue el joven extremo Ousmane Dembélé, que llegó procedente del Dortmund por 135 millones de euros tras una explosiva primera temporada en la Bundesliga. Desgraciadamente, una sucesión de graves lesiones le han limitado a solo disputar 55 partidos ligueros y marcar 18 goles en La Liga.

Seis meses después de la llegada de Dembélé, el club catalán gastó la misma cantidad de dinero en Philippe Coutinho, del Liverpool, en el mercado de fichajes de enero. El brasileño llevaba una buena racha en la Premier League, con 13 goles marcados en igual número de partidos, pero demostró que no encajaba bien y acabó siendo cedido al Bayern de Múnich en 18 meses.

Más recientemente, se produjo una terrible operación de 120 millones de euros por el delantero francés del Atlético de Madrid, Antoine Griezmann, en julio de 2019. Su mediocre rendimiento de 22 goles en 74 partidos de liga quedó muy lejos de su precio y desde entonces ha sido cedido a su antiguo club como parte de las medidas de emergencia de reducción de costes del Barcelona.

El traspaso más dramático, no ha sido una llegada, sino una salida: la del talismán del club, Lionel Messi. El argentino, considerado por muchos como el mejor futbolista de todos los tiempos y el mayor artífice de los éxitos recientes del club, ha sido el punto que resume el declive del Barcelona.

Después de anunciar su intención de dejar el club en agosto de 2020, y ante la negativa del club de renovar su contrato, se unió al PSG con la carta de libertad el verano siguiente.

Por si esto fuera poco, se esperan más ventas ya que el club lucha por saldar deudas de más de 1.000 millones de euros y es probable que se vea obligado a vender jugadores por debajo de su valor de mercado. Además de que los clubes rivales pueden aprovecharse de su desesperación ya que los problemas de liquidez en el fútbol europeo hacen que pocos equipos puedan permitirse pagar precios elevados por el talento.

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