El Celta es, desde hace unos años, uno de los equipos llamados siempre a animar la temporada, de una u otra forma. Sin ir más lejos, el pasado curso alcanzó por ejemplo las semifinales de la Copa del Rey y las semifinales de la Liga Europa, donde, fue eliminado por el Manchester United, a la postre campeón. Esta temporada también quería tener ese protagonismo, aunque se ha encontrado con la falta de continuidad en su juego y en los resultados.
De hecho, a estas alturas, justo antes de la recta final del campeonato, se encuentra en una posición un tanto atípica, en una posición que lo ha alejado de Europa, su principal objetivo, y en una posición que deja a las claras que durante la Liga ha tenido demasiada irregularidad, que se ha encontrado y se ha puesto demasiados obstáculos.
La última jornada, por ejemplo, empató en casa ante el casi descendido Málaga. Y ese ha sido uno de sus problemas. La poca consistencia que ha tenido en Balaídos, donde ha sido capaz de ofrecer buenos partidos, pero también de ofrecer caras muy malas, hasta el punto de quedar lastrada su temporada.
Algo parecido ha ocurrido a domicilio. Capaz de lo mejor y lo peor, capaz de sacar resultados positivos, pero también de dejar de competir en campos donde a priori se conquistan puntos y se suben escalones en la clasificación. Este sábado tendrá una nueva prueba en San Mamés.
El resumen de irregularidad es perfecto porque el Celta ha sido una montaña rusa. Y así, arriba y abajo, ha quedado justo en la mitad. Es décimo, y aún puede pelear por Europa, pero necesita más rendimiento continuado. Está en estos momentos a cuatro puntos del séptimo, a seis del sexto, pero para dar alcance a esas posiciones necesita dos o tres victorias seguidas, las que se le han resistido al equipo de Unzué.
Ha perdido más partidos que ganado, 12 por 11, y un dato curioso es que ha sido capaz de marcar más goles fuera de casa que en su propio estadio, en Balaídos: 23 tantos ha marcado fuera por 22 que ha hecho en casa.
Tiene, eso sí, argumentos a los que agarrarse en el final de la temporada. Porque tiene al máximo goleador español de LaLiga y uno de los mejores jugadores del campeonato, Iago Aspas. Tiene también a Maxi Gómez, que ha respondido en todo momento esta temporada, y con ellos en buena forma el salto final es posible, aunque la desconfianza se ha instalado en los seguidores celtiñas.