La importancia de la psicología en los lanzamientos de penalti

ANTES

Antes incluso de tirar el primer penalti de una tanda, pueden aumentar las posibilidades de triunfo en caso de vencer el sorteo realizado por el árbitro y elegir tras ello el primer turno de lanzamientos.

El Profesor Ignacio Palacios-Huerta, de la Facultad de Economía de Londres, ha analizado 1.343 penas máximas repartidas en 129 tandas para concluir que el 60.5% de los equipos que empiezan tirando acaban llevándose las mismas.

Es posible que ello se deba a que el tirador de segundo turno afronta su lanzamiento sabiendo a la perfección cuáles serán las consecuencias de un fallo. Dicha información crea una cantidad adicional de estrés que repercute en la técnica del futbolista y por tanto puede llevarle a errar su disparo.

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En efecto, la presión adquiere un papel protagonista en las tandas de penalti. Numerosos estudios muestran que la media normal de acierto en una pena máxima durante el tiempo reglamentario es del 85%.

No obstante, en una tanda, los jugadores no pueden evitar pensar que su lanzamiento podría terminar siendo clave para el desenlace final, lo cual crea una situación de presión y estrés que reduce el acierto hasta el 76%.

El dato más interesante a este respecto es, sin embargo, el ascenso hasta el 92% de acierto en los jugadores cuyo lanzamiento, en caso de terminar en gol, se encarga de cerrar la tanda con victoria. Por el contrario, aquellos futbolistas cuya anotación es obligatoria para que su equipo no pierda ven disminuir su éxito hasta algo menos del 60%.

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Esta última variación de las cifras responde a lo que el Premio Nobel Daniel Kahneman llama “aversión a la pérdida”. De acuerdo a esta teoría, el miedo y el rechazo a perder influyen dramáticamente en los pensamientos y acciones de los protagonistas.

De este modo, es lógico que aquellos capaces de manejar su nerviosismo partan con ventaja. En este sentido existen dos procedimientos influyentes en primer lugar. Para empezar, es recomendable para el lanzador, tras colocar el balón en el punto fatídico, no dar la espalda al guardameta a la hora de retroceder para coger carrerilla.

Según los psicológos, aquellos que se giran y pierden el contacto visual con su objetivo tienen más posibilidades de fallar porque durante un corto periodo interrumpen su preparación e involuntariamente permiten a su cerebro centrarse en aspectos incontrolables, que afectan a su preparación y aumentan su nerviosismo.

El segundo procedimiento consistiría en no mirar durante demasiado tiempo al portero antes de efectuar el lanzamiento. En un estudio de 167 penaltis, los investigadores establecieron que los jugadores que mantenían sus ojos fijos en el guardameta tienen más posibilidades de errar. Por ello, se recomienda centrar la atención en el objetivo de la portería y en las habilidades propias antes que en el rival que se halla bajo los palos.

DURANTE

Una vez que el árbitro hace sonar el silbato, se deben evitar las prisas a la hora de tirar el penalti. Es mucho mejor concederse un pequeño tiempo preparatorio.

Los futbolistas que esperan menos de 200 milisegundos (para hacerse una idea, esta cifra es la mitad de tiempo que dura un parpadeo) para lanzar sólo anotan de media un 57% de sus intentos. En cambio, aquellos que actúan con menos premura y no tiran hasta pasado al menos un segundo aumentan su efectividad hasta el 80%.

Históricamente, este hecho ha supuesto un problema para los jugadores de Inglaterra, establecida como la selección que menos tiempo espera antes de lanzar una pena máxima y cuyo porcentaje de victorias en tandas de penalti es tan sólo del 17%. Steven Gerrard puso de manifiesto esta creencia británica en su autobiografía: “¿Por qué tengo que esperar a que suene el maldito silbato? Esos segundos extra de espera se hacen eternos y siempre me desestabilizan”.

Curiosamente, una selección de tan reciente éxito como España solía encontrarse con este problema (con un porcentaje del 33% de triunfos en tandas de penalti), si bien sus recientes éxitos en esta suerte durante las dos últimas Eurocopas sugieren que han aprendido de los errores pasados.

Tan importante como no apresurarse es elegir un destino para el lanzamiento y no cambiarlo. Modificar la decisión en el último momento denota inseguridad, estrés y una técnica limitada. De igual modo, los jugadores que esperan a intuir el movimiento del portero para tirar al lado opuesto corren un riesgo que muy normalmente está asociado al fallo del penalti.

Para el lanzador es mucho mejor escoger desde el principio un punto de la portería que le inspire confianza y disparar al mismo. Los penaltis bien dirigidos, por lo general con cierta altura, rara vez son detenidos. Es muy difícil para un guardameta atajar un penalti lanzado con dirección y potencia.

Sin embargo, no basta con el carácter decidido del tirador, sino que éste debe estar seguro de que su técnica le permitirá alcanzar el punto que ha establecido. Si su habilidad es la adecuada (y confía al máximo en ella) vale la pena correr el riesgo. Un buen ejemplo de ello es la tanda que protagonizaron Inglaterra y Alemania en la Euro 96, en la que 9 de las 11 penas máximas marcadas entraron por la escuadra.

Curiosamente, Gareth Southgate ejecutó uno de los pocos lanzamientos fallados dirigiéndolo a la parte inferior izquierda de la portería, a priori un destino más seguro.

DESPUÉS

Una vez que el penalti ha entrado en la portería, aún queda trabajo por hacer.

Es importante celebrar el tanto. Un estudio efectuado sobre 151 penaltis lanzados en recientes Mundiales y Eurocopas concluyó que si un jugador festejaba el éxito de su lanzamiento, el siguiente tirador tenía más opciones de marrar el suyo.

La investigación mostraba que, en caso de igualdad momentánea en la tanda, los futbolistas que exteriorizaban su alegría tras el gol terminaban estando en el equipo ganador un 82% de las veces.

Este hecho recibe el nombre de ‘contagio emocional’, que describe el modo en que las emociones de un jugador pueden afectar negativamente a las del próximo lanzador. Vean si no cómo todos los futbolistas italianos celebraron sus tantos de penalti en la final del Mundial 2006 que se acabarían llevando.

La conquista de Europa por parte de los ‘azzurri’ diez años después de su mayor éxito reciente se paga 15 a 1

Tanda de penaltis del Italia-Francia del Mundial 2006

¿Y LOS PORTEROS?

Una reciente investigación establece que el color de la indumentaria del portero es capaz de afectar al acierto de los lanzadores rivales. Así, los que menos encajan son los guardametas vestidos de rojo (54%) o amarillo (69%). ¿Qúe colores son los peores? El azul (72%) y el verde (75%). De cumplirse esta regla, los arqueros de Inglaterra (azul/morado), España (azul), Alemania (negro), Italia (blanco) y Bélgica (verde) partirán en ligera desventaja para la Euro 2016.

¿Cuál es la mejor estrategia a seguir por un portero para detener un penalti clave? Los estudios sugieren que el mantenerse de pie en el centro. Un análisis de 999 penas máximas de la Bundesliga encontró que el 15% de los jugadores tira abajo y al medio. Otro estudio independiente de 286 penaltis de todas las grandes ligas del mundo concluía que sólo un 2% de los guardametas permanecía inmóvil en el centro. Se calcula por tanto que un portero tiene el doble de posibilidades de detener un penalti si no se lanza hacia ningún lado.

Los investigadores afirman que permanecer en el centro de la portería es la ‘estrategia óptima’ a la hora de atajar una pena máxima. No obstante, los guardametas no pueden mantener este sistema sin interrupción, pues ello haría que los rivales advirtiesen su intención y decidiesen lanzar a otro sitio (algo conocido como ‘la teoría del juego’), por lo que es necesario un mínimo de aleatoriedad.

¿Por qué es tan habitual entonces que los porteros se venzan a un lado u otro? Los psicólogos responden a esta cuestión mediante el llamado comportamiento de “tendencia a la acción”, que se basa en la concepción de que hacer algo es siempre más valioso que no hacer nada.

Es decir, si un guardameta se tira y su rival marca nadie le culpará, mientras que si el resultado es el mismo pero el portero ha permanecido inmóvil muchos dedos le apuntarán. Debajo de este temor subconsciente a la culpabilidad yace una excelente estrategia para los arqueros.

CONCLUSIÓN

Los penaltis no son una lotería. No son absolutamente aleatorios ni están sujetos por entero al azar, más bien es normalmente el equipo perdedor el que se refiere a ellos de esta forma.

Como hemos visto,  jugadores y equipos tienen en su mano inclinar ligeramente a su favor la balanza siguiendo simples trucos y estrategias fundamentados en la psicología.

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